No voy a hablar sobre la ley de la atracción y de cómo nuestras buenas vibraciones nos ayudan a alcanzar sueños anhelados. La verdad es que sería maravilloso que las cosas funcionaran de esa manera; solo bastaría con desear algo mucho y concentrarse muy fuerte para que se hiciera realidad. Aunque la realidad no es tan idónea, no hay que olvidar que muy a menudo y para bien o para mal, la creencia de que algo va a suceder puede condicionar la manera en que nos comportamos, favoreciendo que ese algo acabe sucediendo. Se trata del fenómeno de la Profecía Autocumplida.

La Profecía Autocumplida

Las Profecías Autocumplidas son aquellos pensamientos consistentes en predicciones los cuales acaban siendo la causa de su propia realización. El hecho de tener presente el pensamiento predictivo hace que actuemos de tal manera que éste se acabe cumpliendo. En otras palabras, adoptamos una manera de actuar que resulte coherente con la creencia o el pensamiento predictivo que sostenemos. De esta manera, cuando compruebo que la charla con el jefe ha ido tan mal como había previsto, pierdo de vista que mi comportamiento probablemente se ha ajustado a la profecía, favoreciendo su cumplimiento. Quizás me he mostrado algo seco y a la defensiva porque estaba convencido de que mi propuesta de subida de sueldo no le agradaría (según yo había profetizado), y esa misma actitud ha provocado que la rechace. Algo parecido ocurre cuando algún medio de comunicación augura la subida en bolsa de las acciones de determinada empresa. Esa predicción, la cual es meramente una especulación, hace que la gente se anime a comprar las acciones provocando finalmente la profetizada subida de las mismas.

En Teoría de la comunicación humana (Watzlawick,Beavin y Jackson, 1981), los autores aportan como ejemplo de Profecía Autocumplida el caso de la tradición de las familias judías orientales, según la cual se concertaban los matrimonios de los hijos mediante los servicios de un casamentero. El casamentero conversaba con la chica y le informaba “confidencialmente” que el chico estaba muy interesado en ella, aunque no se atrevía a decírselo, y la invitaba a fijarse en cómo éste la miraba con disimulo. El chico recibía una información parecida y, en la mayoría de ocasiones, ambas profecías se cumplían y surgía la atracción y el enamoramiento.

El fenómeno de la Profecía Autocumplida tiene especial influencia en la manera en que las opiniones que tenemos de nosotros mismos nos condicionan. Si considero que soy una persona tímida y con pocas habilidades sociales, mi comportamiento en una situación con otras personas tenderá a ser aquel que confirme la imagen que tengo de mí mismo, retrayéndome y limitando la interacción. Es importante tener en cuenta que la imagen que nos formamos de nosotros mismos se construye a partir de la infancia. Por ese motivo es conveniente que los niños reciban mensajes de padres y profesores que les permitan desarrollar creencias sobre sí mismos y sobre la realidad que no les limiten ni favorezcan la predicción de profecías perjudiciales.

Si quieres saber más sobre la Profecía Autocumplida (también conocida como Efecto Pigmalión), puedes informarte sobre el experimento que Rosenthal y Jacobson realizaron en 1968 en una escuela de primaria, con el que se comprobó el efecto de las expectativas de los profesores sobre el rendimiento de los estudiantes.